«El metaverso va a ser mucho más ubicuo y poderoso que cualquier otra cosa. Si una empresa centralizada se hace con su control, se convertirá en más poderosa que cualquier gobierno y será un dios en la Tierra».

Tim Sweeney, director general de Epic Games

 

Hay una carrera para convertirse en el próximo dios de la Tierra, o mejor dicho, en la próxima fuente de autoridad todopoderosa. Al mismo tiempo, hay otra carrera para captar la atención –los sueños, los deseos, la vida futura – del individuo antes de que se convierta en una carga para el mundo y para sí mismo. Se ha dicho que las masas –el individuo cotidiano– temen ahora convertirse en irrelevantes en el futuro. Fue el historiador Yuval Noah Harari quien afirmó que las mismas tecnologías que podrían hacer económicamente irrelevantes a miles de millones de personas también podrían hacerlas más fáciles de vigilar y controlar. A nadie le gusta especialmente que Harari tenga razón, pero es muy posible que la tenga, ya que lo que dice representa la orientación de los elitistas globales. Como se ha divulgado ampliamente, la visión de los elitistas (tal y como la plantea el FEM) es que para 2030 la gente no posea nada y sea feliz. Sin embargo, aquí se implica otra pérdida de propiedad: la de uno mismo.

La pérdida del yo se combina con una reducción de la propia identidad y la erradicación del cuerpo de «carne y hueso». Es una forma de desintegración de la que inicialmente pocas personas se darán cuenta porque se habrá compensado rápidamente mediante una inteligente sustitución por una meta-vida en el ámbito de la realidad extendida. Incluso ahora, muchas personas apenas se dan cuenta de que cada vez toman menos decisiones, que en realidad estas se adoptan por «empujoncitos»[i] digitales. Este es el nuevo estado de ausencia de libertad no percibida. El término que utilizan los tecnólogos para referirse a las formas de estructurar y dirigir la acción con el fin de obtener un comportamiento o resultado deseado es la arquitectura de la elección. Esta arquitectura se basa actualmente casi en su totalidad en lo digital, y proporciona «empujoncitos» digitales para dirigir la elección/acción individual hacia las rutas deseadas. Estos «empujoncitos» digitales se están volviendo endémicos en todos los dispositivos y entornos online. La mayoría de las veces, las personas no sospechan que están siendo empujadas hacia comportamientos específicos que, en última instancia, favorecen a determinados grupos. Como dijo un científico jefe de datos de una empresa líder de Silicon Valley: «El condicionamiento a escala es esencial para la nueva ciencia de ingeniería masiva del comportamiento humano. Queremos averiguar cómo se crea un cambio en el comportamiento de una persona, y luego queremos cambiar la forma en que muchas personas toman sus decisiones cotidianas»[1]. Y si los entornos offline/online se llegan a fusionar, ¿cuánto más prevalentes serán estos «empujoncitos»? Esta construcción tecnológica del comportamiento humano, una forma de excitación digital-eléctrica, está creando una burbuja electrónica (una jaula de Faraday revisada) alrededor del ser humano. No es el tipo de jaula que protege, sino más bien el que prohíbe. Aumentará las entradas y los estímulos de la emisión programada de información (el «ruido»), mientras que prohibirá la comunicación entrante del reino suprasensible y metafísico (la «señal»). El ruido ya se está convirtiendo en excesivo para muchas personas. Mientras que la mayoría de la gente solía estar de acuerdo en que existía una realidad consensuada, ahora muchos ya no están tan seguros. La vida ha entrado en un enorme bamboleo, y se está volviendo tan incómoda que la gente puede estar más que dispuesta a aceptar la nueva narrativa de reemplazo: el metaverso.

El metaverso como la nueva meta-narrativa

Hoy en día es cada vez más difícil saber qué significa «sociedad». La pertenencia humana se está transformando de las afiliaciones e identidades naturales a la necesidad de afirmación: una angustia desesperada contra la pérdida de propósito, de significado, de relevancia, de uno mismo. La posmodernidad se definió de forma crítica como la expresión de la pérdida de las grandes narrativas y su sustitución por verdades relativas[2]. La modernidad del «Gran Reinicio» está reescribiendo estas grandes narrativas, tal y como muestra la última publicación del Foro Económico Mundial: La Gran Narrativa (2021). La metanarrativa emergente remodelada será encabezada por el metaverso que se convertirá en la nueva «gran narrativa» que subsume a todas las demás; lo más probable es que las verdades sean menos relativas y más dictadas por consenso. El metaverso, si las élites tecnológicas se salen con la suya, se convertirá en la tecnología social líder del futuro. ¿Pero qué es el metaverso?

El término metaverso fue introducido en la consciencia popular por la novela de ciencia ficción Snow Crash (1992) de Neil Stephenson. El metaverso se suele describir como una especie de Internet digital «conectado» en el que la realidad física se deja atrás para sumergirse en un mundo virtual, como se muestra en la película Ready Player One (y, en cierta medida, en Matrix). Internet acabaría convirtiéndose en el metaverso, incorporando el mundo físico e intentando dejar atrás todas las distinciones on/offline. Todos los participantes estarían dentro de una versión «personificada» o «3D» de Internet; es decir, estaríamos constantemente «dentro» de Internet, en lugar de tener acceso a él, junto a todos los demás usuarios y en tiempo real. La vida tal y como la conocemos se habría convertido en una fusión. Como lo describe uno de sus defensores:

El metaverso es una red a escala masiva e interoperable de mundos virtuales 3D reproducidos en tiempo real que se pueden experimentar de forma sincrónica y persistente por un número prácticamente ilimitado de usuarios con una sensación de presencia individual, y con continuidad de datos, tales como identidad, historia, derechos, objetos, comunicaciones y pagos[3].

Lo que esta interpretación técnica afirma es que el metaverso es un mundo personificado que se experimenta al mismo tiempo (sincrónicamente) y de forma continua (persistentemente). En otras palabras, intenta presentarse como un sustituto de la vida, una nueva realidad para la experiencia humana. Sin embargo, no es tan sencillo. Aunque mucha gente pensará que el metaverso es un espacio en 3D, lo cierto es que, más que un espacio gráfico, el metaverso trata esencialmente de la desmaterialización persistente del espacio físico, del cuerpo y de los objetos, pero conservando un paradigma material. Lo que ofrece es una realidad desmaterializada que reterritorializa nuestra estructura social actual mediante la digitalización de personas, máquinas y objetos. Sin embargo, esta realidad desmaterializada no es un alejamiento de la materialidad, sino una inmersión más profunda en una nueva forma de la misma. Y este es el truco que se nos ofrece: se trata de un atrapamiento material sutil pero más generalizado, disfrazado de una trascendencia de lo físico. La experiencia de la realidad por parte del usuario se verá alterada, quizá de forma permanente, ya que lo que constituye la propia realidad se reconstruirá y transfigurará en un nuevo conjunto para el futuro humano. Lo que estamos presenciando es una nueva realidad futura en ciernes.

Los comentaristas y partidarios del metaverso lo describen como una especie de «extensión virtual» que existe fuera de los límites de lo cotidiano. Aunque dicen que tiene un nivel de permanencia similar al del «mundo real», también ofrece un universo más allá. En otras palabras, el metaverso se presenta como un universo ampliado, o una realidad extendida, más allá del actual. Se ve como otra dimensión añadida a la realidad física. Los frikis de la tecnología salivan con la idea de que la persona física del individuo y su persona digital se engranen en una identidad unificada[4]. La visión tecnológica es que en el metaverso la gente vivirá metavidas, con vidas y estilos de vida más amplios; las posesiones virtuales darán un nuevo significado a la propiedad; y el ansia de bienes físicos offline se convertirá en el entusiasmo por los productos virtuales comprados a través de fichas (tokens) no fungibles (NFT)[ii], Zucker Bucks y otras formas de intercambio digital. La esperanza tecnológica es que el metaespacio se convierta en el nuevo patio de recreo de las vacaciones, que las «staycations» (vacaciones en casa) se transfiguren en «metacations» (vacaciones en el metaverso). La industria de la publicidad transformará la propaganda offline, que se convertirá en «gamevertising» (publicidad en los videojuegos), reconociendo la metavida como juego. Las industrias «metamédicas» promoverán el nuevo régimen de salud del bienestar conectado, donde la desconexión provoca las modernas alienación y pérdida nuevas. La vida offline seguirá ofreciendo más sensación de realidad que la vida en el metaverso, solo que será menos asertiva. Para muchos, la vida en el metaverso parecerá más inmersiva que la experiencia de la vida física; y en última instancia, será más codiciosa, más posesiva y más consciente del estatus. Ajustarse a un consenso de realidad ya no será un problema, ya que los habitantes del metaverso podrán ajustarse a cualquier cosa y a cualquier realidad.

La intención tecnológica del metaverso es que se convierta en una realidad envolvente que ofrezca una alternativa a la realidad física y que algún día la sustituya. Proporcionará un entorno personificado que permitirá que su precursor, el «Internet de los objetos», evolucione hacia el «Internet de los cuerpos», el «Internet de los humanos» y el «Internet de los sentidos»[5]. Al tratarse de un universo tecnológico diseñado en gran medida por las élites tecnológicas, a los que sean observadores les resultará evidente que el metaverso forma parte de la agenda de la Cuarta Revolución Industrial del FEM para implantar la gobernanza tecnocrática mediante la redefinición del papel de las identidades humanas y de la sociedad humana. El papel de la sociedad existente puede convertirse pronto en algo secundario, ya que las personas crecen en un mundo en el que las metasociedades son los nuevos terrenos de estructuración y formación social. Mientras las meta-élites se apresuran a realizar vuelos espaciales y a vivir fuera del mundo, el resto de la humanidad se quedará atrás para vagar dentro del escapismo existencial del metaverso[6]. Se presentará a la gente una meta-realidad contenida como solución y escape de sus males mundanos. Un pseudo-entorno monitorizado y controlado se vestirá con los ropajes de moda de una nueva y falsa libertad.

Cuando el Metaverso se inserte como una extensión de nuestra realidad actual, habremos sufrido una brecha –una transgresión– en el desarrollo humano. La trayectoria de la evolución humana se verá afectada de forma casi irreversible: se habrá abierto un nuevo camino. Conectar al ser humano con una inmersión prolongada dentro de los reinos digitales no es una «fusión» sino una disociación del ser humano de su cuerpo y, por tanto, de su vehículo de receptividad y transmisión sagrada: es una separación de la Fuente. Estaremos jugando en los desencantados bajos fondos del gnosticismo oscuro.

Los bajos fondos gnósticos

Se nos puede hacer creer que el metaverso es un espacio agnóstico, pero la verdad encubierta es que es un reino gnóstico profundamente oscuro en el cual las fuerzas entrópicas del materialismo crean un encantamiento mortal. Al igual que la visión gnóstica del escritor Philip K. Dick, el creador del pseudo-reino es el falso dios/demiurgo al que se refiere como «artefacto». Dicho artefacto creativo construye una realidad artificial –un mundo proyectado– que es «despiadadamente determinista y mecánico»[7]. Para los gnósticos, el mundo material era intrínsecamente malo, y la tarea de la humanidad era escapar de él. Puede que haya gente que argumente que el metaverso no forma parte del mundo material porque es principalmente digital, pero esto es una falacia. Como ya se ha dicho, se trata de un truco para engañarnos mediante una reterritorialización de la materialidad. El metaverso es una capa más profunda dentro de la ensoñación del mundo material. Al igual que en la película Inception (2010), en la que los protagonistas se adentran en capas progresivamente más profundas del mundo de los sueños, el metaverso es también una capa más profunda dentro de un mundo artificial construido a partir de las configuraciones materiales de la tecnología informática. Y dentro de la construcción de la realidad del metaverso, es probable que sea difícil discernir las agendas y técnicas de control que forman parte del demiurgo, el artefacto del error y la falsedad. La consciencia humana será redirigida a través de la distracción hacia un reino de realidad extendida, y más alejada tanto del mundo natural como de la percepción de la realidad superior. En otras palabras, la consciencia será monitorizada, estimulada e influenciada por la incorporación al mundo meta-corporativo. Podríamos crear una marca registrada como Consciencia S.A. (Meta S.A.). La imaginación creativa es el reino del potencial humano; es lo que estimula las ideas visionarias, la innovación y el desarrollo inspirador. Sin embargo, cuando la imaginación humana se alimenta de datos, información seleccionada y artefactos organizados –la «arquitectura de la elección» del control del comportamiento–, esto modela una imaginación densa. Según Rudolf Steiner, las imaginaciones densificadas no tienen carácter visionario porque se han hecho pesadas por una materialidad terrenal. Es más probable que correspondan a influencias involucionistas y entrópicas –espíritus del materialismo– que son poderes oscuros a los que Steiner se refiere como fuerzas ahrimánicas[8]. Además, la imaginación densa y la desterritorialización del yo conducen a la pérdida de la fuerza de voluntad personal y de la intención genuina. La capacidad de centrar la voluntad y la intención son aspectos cruciales de un individuo libre y soberano. Y si una persona no utiliza sus propias capacidades y poderes, entonces habrá otros que los explotarán para sus propios usos. El autocontrol y el ejercicio de la voluntad son fundamentales para el desarrollo de la humanidad.

La aceleración hacia mundos construidos por la I.A. con sus tecno-infraestructuras se aleja de la evolución humana hacia la consciencia de la Fuente. Esta es la polaridad, la dicotomía, que también está en juego en el tema del transhumanismo. La falacia del materialismo es que la encapsulación continua del ser humano en construcciones artificiales es un engaño cada vez más profundo de la materialidad. Y el gnosticismo esencialmente nos previene contra la profundización de la inmersión en el materialismo. En este contexto, desmaterializarse del cuerpo no es un camino para alejarse de la materialidad, sino una nueva transgresión en el campo de contención de las construcciones artificiales. El héroe lisiado de Avatar (2009) mostraba la naturaleza imperfecta de los cuerpos físicos humanos y la necesidad de transmigrar a otras formas corporales. Este cóctel transhumanista es uno de los aspectos más puros del materialismo concentrado. Y a través de él se produce un desánimo profundo y mortífero. En un mundo post-pandémico, en el que la vida se vive a través del Zoom, estamos siendo empujados a un tiempo en el que el contacto de humano a humano está siendo sustituido por la interacción a través de la tecnología. Estamos siendo tentados a través de nuestro exoesqueleto digital a abrazar un nuevo reino gnóstico de opulencia. Es un reino en el que el metaverso se disfraza como la nueva moda y el artefacto demiúrgico es el diseñador de moda. Con el tiempo, podría formarse un nuevo espacio digital divino en el que las personas se convirtiesen en sus propios dioses, vestidos como lustrosos avatares superpoderosos, mientras su sistema nervioso biológico se reconecta para dejar atrás el cuerpo humano. De este modo se crearía el mayor sueño de la élite tecnológica de apartar y alienar cualquier impulso trascendental genuino. En el fondo, la humanidad habrá recibido el golpe final: desconectarse del contacto directo con la Fuente de nuestro ser: con el Origen. Y esta es la naturaleza del mundo espejo falsificado del metaverso; y con él nos enmarañamos en un encantamiento mortal.

Nuestra actual crisis en la vida material no debería utilizarse como una razón para que las corporaciones tecnológicas nos tienten a desprendernos de la forma física, lo que en última instancia es una desterritorialización y una pérdida del yo. Donde hay tal condicionamiento y adoctrinamiento material, se introduce un elemento mecánico que expulsa el factor de la percepción de la realidad extradimensional. La evolución natural del ser humano, que tiene como objetivo conectar las funciones superiores de la mente con la realidad superior, se verá amortiguada y muy disminuida, o incluso eliminada por completo. Cualquier futuro genuino para el ser humano debe seguramente estar alineado con un impulso de desarrollo que sirva para mantener la correspondencia con la Realidad Mayor. Y el metaverso, en el que «no poseeremos nada y seremos felices», no hará más que alejar cada vez más a las personas de ella. Ahora nuestro futuro dependerá de nuestras elecciones sobre el mundo que deseamos poblar.

 

[1] Zuboff, S. (2019). The Age of Surveillance Capitalism: The Fight for a Human Future at the New Frontier of Power. London, Profile Books, p295-6

[2] Véase Jean-François Lyotard’s The Postmodern Condition: A Report on Knowledge (1979)

[3] https://www.matthewball.vc/all/forwardtothemetaverseprimer

[4] https://blog.richardvanhooijdonk.com/en/the-metaverse-blurring-the-lines-between-our-physical-and-virtual-worlds/

[5] https://www.thelastamericanvagabond.com/great-narrative-metaverse-part-2-will-metaverse-end-human-freedom/

[6] Un escenario alternativo off-on del mundo se presentó en la película Elysium (2013)

[7] Dick, P.K. ‘Cosmogeny and Cosmology’ (1978), The Shifting Realities of Philip K. Dick: Selected Literary and Philosophical Writings (ed. Lawrence Sutin). 1995. New York: Vintage Books.

[8] ‘The Occult Movement in the Nineteenth Century’ – https://wn.rsarchive.org/Lectures/GA254/English/RSP1973/19151018p01.html

 

[i] https://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_del_empujoncito

[ii] https://es.wikipedia.org/wiki/Token_no_fungible

 

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