Ya no estamos en la época de la ‘sala de espera’, preguntándonos cuando comenzarán a cambiar las cosas. Cada parte de nuestras vidas ya está fluyendo, y siempre lo ha estado. Es erróneo pensar que la vida humana ha sido estática – nunca lo ha sido. A menudo la vida parece más estática durante ciertas épocas en las que existe una relativa estabilidad social y, lo que es importante, una estabilidad en las ideas culturales y en la consciencia de masas. Sin embargo, todos estos aspectos – estructuras/instituciones sociales, normas culturales, patrones de pensamiento – han entrado en un periodo de profundo cambio y re-calibración. Desde hace unos cuantos años mucha gente ha estado sintiendo y percibiendo esta re-organización (‘separándose-reuniéndose’); aunque en su mayor parte han sido meros observadores de estos cambios. Muchos de nosotros estábamos esperando que ocurrieran grandes ‘puntos de inflexión’ o momentos explosivos – y nunca han llegado. Esto es así porque el cambio que vamos a presenciar infiltrará nuestras vidas con el fin de influir en la transformación desde dentro… y a lo largo del tiempo. Si todo se derrumbase de repente sería catastrófico para la vida humana en este planeta. Más que explotar como una bomba de relojería, se espera de nosotros que nos re-ajustemos a los nuevos contextos en este planeta, como un camaleón que cambia el color de su piel para armonizarse con un nuevo entorno. Pero esa re-calibración requiere realizarse de forma consciente, y en armonía con la vida cotidiana. Esta es la razón por la que la época de la ‘sala de espera’ ya ha pasado – es tiempo de Trabajar.
El periodo que estamos viviendo en la actualidad puede que también resulte perturbador en lo referente a la salud, puesto que existen muchos elementos caóticos circundando la vida e impactándonos. Estas ‘frecuencias perturbadoras’ es probable que en estos momentos causen enfermedades y dolencias en mucha gente del planeta. Aunque se trate de una afirmación de carácter general, siento que muchos de nosotros tenemos en estos momentos la experiencia de gente de nuestro entorno que está enfermando. Para algunos, estas dolencias serán más graves que para otros. Con todo, la sensación es que ahora nos sentimos obligados a des-intoxicarnos a nosotros mismos, y a re-alinearnos con una energía que está avanzando y nos impele a cambiar. Una nueva energía que avanza de distinta manera está llegando al planeta – es una energía que muestra una gravitas diferente.
Esta nueva energía es más fluida y adaptable; más ligera y más rápida. Como resultado de ello necesitamos ser más receptivos ya que la energía se desplaza como una red de luz – se pone de manifiesto a través de las relaciones y las redes, y es más sutil y con todo claramente activa en nuestras vidas cotidianas. Es una energía que necesita ser vivida y manejada. Como tal, necesitaremos re-calibrar nuestro bienestar físico y emocional de manera que podamos resonar en armonía con esta energía viviente entreverada que está constantemente emergiendo a la superficie de los asuntos humanos y planetarios.
Cada vez será más importante que busquemos aquellos aspectos de nuestras vidas que fomentan y nutren nuestro bienestar. Vivimos en una cultura que fomenta las enfermedades y las dolencias como un estado normal de las cosas. De hecho, las empresas y corporaciones incluyen las enfermedades en sus planes de negocio. La mayoría de las empresas calculan que sus empleados se tomarán x% de días de baja por enfermedad al año, lo que a su vez afectará la rentabilidad en un y%. De modo que esta diferencia a menudo se calcula en los planes anuales de beneficios. Se espera que la gente enferme varias veces a lo largo del año; y si perdemos unos pocos días de trabajo con un ‘justificante por enfermedad’ nadie piensa nada sobre esto. ¡A veces se espera de nosotros que estemos enfermos para ser personas sanas! Y luego está la industria farmacéutica global que en verdad debería denominarse ‘Industria de la Enfermedad’ con el lema de ‘Para curarle antes tenemos que matarle’. Esta expectativa y ‘normalización’ de la enfermedad es un des-alineamiento y enfoca nuestra atención en dirección equivocada. Nuestra vida cotidiana debería, hasta donde fuese posible, formar parte de la ‘Industria del Bienestar’ que se centra en la armonía dentro de uno mismo con el fin de armonizarse con los demás y con la vida de cada día. La verdadera armonía trata de coherencia y adaptación en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana.
Nadie puede escapar de lo que piensa, dice, hace o siente – todo ello se entreteje en el tapiz que regula nuestro sentido del yo y nuestro bienestar. Por eso tiene sentido que seamos conscientes de cómo manifestamos nuestras expresiones de pensamiento-acción-sentimiento. Todo está entretejido con las hebras de la consciencia humana. En su momento nuevas sensibilizaciones, nuevas consciencias y paradigmas de pensamiento, y nuevos modelos se alinearán para co-crear una nueva forma de vivir y ser que reemplazará nuestros antiguos modos y modelos. Es un proceso maravillosamente coherente y orgánico. De hecho, ¡es sólo la terquedad humana la que hace que la experiencia resulte espinosa y a veces incomoda! A menudo nosotros mismos somos nuestras propias barreras para el auto-desarrollo puesto que ya estamos calibrados con una amplia gama de condicionamientos. Llevamos con nosotros una pesada mezcla de opiniones, creencias, juicios y criticas – ¡como un pobre asno con una pesada carga! Cuándo fue la última vez que nos preguntamos a nosotros mismos: “¿Nuestros patrones de pensamiento (sistemas de creencias) nos ocasionan desequilibrio y enfermedad emocional, física y espiritual?”
Parte de la re-calibración en pos del bienestar humano es el indispensable trabajo que tenemos que llevar a cabo para poder estar mejor alineados con un nuevo mundo y una nueva energía que está impregnando nuestra realidad ahora y en los años por venir. La re-calibración consiste en saber cuándo decir ‘NO’ a aquellas cosas que ya no nutren nuestro bienestar ni nuestro sentido del yo; y resonar, y atraer conscientemente, aquellos elementos de la vida que son beneficiosos y apuntalan nuestro bienestar mental, físico, emocional y espiritual. Es hora de encarrilarse: de saber lo que es mejor para nosotros, y gravitar hacia aquellas cosas de la vida que alimentan nuestro bienestar. Nuestra re-calibración tiene lugar ahora en el mercado de la vida.
‘Dime: si el tesoro escondido está ahora expuesto en el bazar, no debería el Gnóstico abandonar su celda y deambular por el’
Gharib Nawaz
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