«La humanidad tuvo que dormirse espiritualmente para que la espiritualidad pudiera
reaparecer bajo una nueva forma».
Rudolf Steiner
En la actualidad es cada vez más difícil hablar de la verdad, especialmente en relación con la consciencia espiritual, ya que la gente está cada vez más sometida a creencias y patrones de pensamiento falsos. Esto es en sí mismo un signo de condicionamiento social y de una cierta «gestión de la mente», y esta situación abunda en todas nuestras sociedades humanas y se está volviendo cada vez más predominante. Las normas sociales están persuadiendo a muchas personas para que prefieran la seguridad y la protección en lugar de la incomodidad potencial que conlleva la auténtica autorrealización. Un entendimiento perceptivo de la condición humana reconoce que las potencialidades internas residen en nuestra imaginación creativa. Sin embargo, por desgracia, estamos siendo testigos de cómo la Inversión ha usurpado esto para convertirlo en un constructo de la fantasía, la ficción, y las burdas y superficiales industrias culturales que imperan en estos terrenos. Cualquier noción de Realidad Superior o Mayor ha sido tergiversada y convertida en una realidad artificial menor que sirve para bloquear la penetración del impulso de desarrollo. Esta disposición ha culminado en la disociación de la humanidad no solo de su entorno natural, orgánico y basado en el carbono, sino también de su contacto inherente con su origen: la consciencia de la Fuente. Esta creciente incorporeidad se refleja en formas como el ecosistema tecno-digital, los mundos virtuales, la informatización (incluidos los algoritmos) y la inteligencia artificial. Para muchas personas hoy en día, sus dispositivos digitales se han convertido en sus instrumentos de salvación.
El reconocimiento y la resurrección de la vida interior del ser humano es actualmente de vital importancia; y es ahora cuando estamos ante la ventana temporal de oportunidad, toda vez que la humanidad está plagada de incertidumbres y de muchas fuerzas no deseadas. Lo que se requiere es nada menos que un renacimiento humano re-evolutivo desde los impulsos inferiores y la comprensión atrofiada hacia una realización más plena del ser. Es hora de un «ajuste de cuentas» con uno mismo, para que haya alguna posibilidad de desarrollar nuestras facultades superiores humanas innatas desde dentro de la Inversión. No es el momento de replegarse y retirarse a la propia cueva interior de oscuridad e ignorancia, como una expresión individualizada de las épocas medievales. La ignorancia colectiva era un estado que había que atravesar para dar un paso hacia la autoconsciencia individualizada. Un periodo de «sueño interior» ha permitido a la humanidad estar en condiciones de recuperar sus facultades de consciencia espiritual como si fuera de nuevo. Las verdades abstractas dominaron para obligar a la gente a buscar verdades interiores más reconocibles. Se llegó a la modernidad a través de este periodo de despertar gradual individual de un sueño de formación de masas, o de mentalidad condicionada por las masas. Permanecer en este nivel sería desastroso para el desarrollo humano, ya que indicaría un retroceso a estados inferiores de vibración basados en instintos y apetitos bajos. También abriría la puerta a una dominación y esclavitud mucho mayores. Lo que se necesita es que un número significativo de individuos reconozcan las herramientas y capacidades internas que ya poseen, y se relacionen con ellas. Citando de nuevo a Rudolf Steiner:
La humanidad tiene que aceptar lo que desciende de las alturas espirituales a la vida terrenal. Se puede rechazar, pero, en tal caso, para quienes lo rehúsan cesa la posibilidad del progreso humano, del progreso cultural, de la civilización humana; y el desarrollo ulterior de la humanidad tendrá que buscarse entre otros pueblos y en otros ámbitos…1
La humanidad, repito, tiene que aceptar lo que «desciende de las alturas espirituales a la vida terrenal». Puede rechazarse, como señala Steiner; pero si se rehúye, la consecuencia es que las personas que lo hacen pierden la posibilidad de seguir desarrollándose. Y con ello, obstaculizan también el progreso de la civilización humana en su conjunto. Esto puede sonar dramático, pero también hemos de reconocer lo que está en juego en estos tiempos.
Cuanto más nos enclaustremos en nosotros mismos perdiéndonos en la materialidad, más peligro corremos de calibrar nuestras vidas en consonancia con el impulso maquínico y con un modo de automatización. Esto despeja el camino hacia el transhumanismo, la tecnocracia y la dominación de las fuerzas entrópicas, como se ha mencionado en los artículos previos de esta serie. Una persona encerrada en sí misma es un candidato ideal para su inclusión en una masa socialmente gestionada y mentalmente programada; es algo que ha de verse ahora, ya que estas fuerzas e impulsos se hacen presentes en la Inversión con una velocidad y ferocidad crecientes. Es imperativo que no nos quedemos atrapados dentro de una malla de materialismo que brinda muchas fantasías y promesas, pero que en última instancia ofrece un paquete de contención, control e incluso posesión. Tenemos que reconocer, con el fin de informarnos, que hay grupos de poder que operan dentro de la Inversión (a sabiendas de que están participando en ella), que deliberadamente crean programación, narrativas, eventos y más, que profundizan el materialismo envolvente con el objetivo de dirigir (es decir, gestionar socialmente) a la mayoría de la humanidad para que crea de todo corazón en el dominio de las fuerzas materialistas. Estos grupos quieren asegurarse de que las masas vivan y respiren pensamientos materialistas, con exclusión del pensar metafísico, desde su nacimiento hasta su muerte (desde el vientre materno hasta la tumba). Este empujón deliberado hacia un camino materialista más profundo –la extensión de la realidad a los reinos digitales del materialismo etérico (como se ha comentado con anterioridad)–, no solo niega la existencia del espíritu, sino que intenta aprisionar esta fuerza vital dentro de una jaula de materia electrificada.
Esto hace que la tarea actual de la humanidad sea más difícil, ya que estas fuerzas entrópicas involutivas deben reconocerse y confrontarse, y luego transformarse en impulsos positivos para el desarrollo humano, lo que en estos momentos es aún más difícil porque también hay influencias que empujan a la gente hacia un espacio de «oscurecimiento personal» que pretende debilitar, atrapar y bloquear la soberanía y el empoderamiento individuales. El impacto y las consecuencias de las fuerzas e impulsos entrantes dependen en gran medida del estado de consciencia con el que se encuentren. Y esto determinará cómo progresa la humanidad, y si se desarrolla en alineación evolutiva o no. Hay poderosas fuerzas mundiales, tanto las que operan dentro de la visibilidad como las no visibles, que preferirían que la humanidad permaneciese en un estado de desconocimiento. Por eso, nuestra responsabilidad actual consiste en esforzarnos por ser cada vez más conscientes, y estimular la percepción consciente en tantas personas como sea posible. Ya no es viable a largo plazo permanecer en la ignorancia de los objetivos que subyacen a los asuntos mundiales, o de los procesos que se enfocan en las creencias y patrones de pensamiento de las personas. Del mismo modo, permanecer ausentes del impulso trascendental en nuestras vidas es, en última instancia, un camino hacia el estancamiento en términos de desarrollo interior. Como especie, o evolucionamos y nos desarrollamos, o no lo hacemos. Y la evolución de la especie humana implica que un segmento de la población se vuelva receptivo a, y consciente de, los impulsos cósmicos que nos conectan con realidades de consciencia más allá de nuestro reino actual. Es necesario que este conocimiento sea más ampliamente compartido, en lugar de mantenerse oculto como ha sido el caso en épocas pasadas. De lo contrario, la especie humana está en peligro de sucumbir a las influencias entrópicas que trabajarán para disminuir el pensamiento crítico, la expresión imaginativa y la libertad de la experiencia vital.
Tales fuerzas entrópicas son las fuerzas de oposición en lo que al desarrollo interior de la humanidad se refiere. Y estas fuerzas se han visto obligadas a actuar ahora, antes de que suficientes individuos de la colectividad adquieran consciencia de los impulsos trascendentales que conectan a la humanidad con la Fuente. Este es el periodo de la consciencia del espíritu, por lo que las contrafuerzas están trabajando desesperadamente para actuar contra estos procesos de desarrollo, y es en él donde el ser humano consciente, individualizado y con pensamiento independiente debe emerger. Y debemos hacerlo para abrirnos paso a través de la invasora red psicológica de mentiras, engaños y programación. El sector de la programación se está volviendo cada vez más dominante, ya que ahora está omnipresente, de forma literal, en las formas de condicionamiento social y «gestión de la mente», como los programas de software, los algoritmos y los intelectos inorgánicos que discurren por el trasfondo digital de la vida física. En términos de Steiner, las fuerzas ahrimánicas se están encarnando a través del ecosistema de la subnaturaleza eléctrica en un intento de obtener el control y la influencia sobre la vida y el pensamiento humanos. Ya hay signos importantes de que muchas personas han adoptado una digitalización del pensamiento, con mensajes de texto abreviados, twitteos y murmullos en las redes sociales que se están convirtiendo en formas dominantes de comunicación y expresión cotidiana. La digitalización del pensamiento humano ha irrumpido masivamente desde la llegada de la informática avanzada y las redes (Internet), aunque su inicio más temprano fue con la imprenta (a partir de Gutenberg) y la distribución y masificación de la información. En palabras del pensador ruso Sergei Prokofieff:
De ello se deduce que toda la industria informática y de Internet es hoy la forma más eficaz de prepararse para la inminente encarnación de Ahrimán o, al menos, de permitir que su tarea terrenal se desarrolle de la forma más fluida posible para él. La red de seres araña ahrimánicos que se desarrolla alrededor de la Tierra a partir de Internet está desde el principio en relación directa con la aparición de Ahrimán en un cuerpo físico, y le servirá con especial eficacia al brindarle un potencial de trabajo extremadamente favorable.2
He aquí un indicio directo de que la influencia, o seducción, de las fuerzas ahrimánicas ya está en juego. Las personas de todo el mundo están conectadas como nunca antes, y se comunican, se organizan y se informan a través de estas redes de comunicación. Sin embargo, el peligro aquí, en relación con las fuerzas entrópicas, es que las redes de interrelación atraen astutamente a la persona hacia lo más profundo de la red materialista y la alejan de la conexión interior con los reinos metafísicos (incluida la consciencia de la Fuente). La conexión en el nivel físico-digital puede significar cada vez más aislamiento en relación con lo trascendental.
Como ya se ha dicho, el mayor peligro en relación con estas fuerzas entrópicas es que su presencia, actividad e influencia pasen desapercibidas, ya que estas influencias se esfuerzan por permanecer ocultas o, al menos, fuera de la percepción de la mayoría. De este modo, pueden establecer sigilosamente condiciones que hagan que las personas dependan cada vez más de sus sistemas y se mantengan dentro de su esfera de control. La encarnación y presencia de tales fuerzas se reconoce por el empuje hacia un dominio del intelecto sobre la imaginación y los valores interiores. La inteligencia del intelecto es seductora, y lógicamente razonable (por supuesto), pero niega el papel de las fuerzas vitales internas y del dominio metafísico. Si esto continúa hasta el extremo, conducirá a un estado colectivo de ceguera interior en la humanidad. Las fuerzas contrarias al desarrollo tratan de ejercer su control influyendo tanto en la consciencia como en el subconsciente de las personas, infundiéndoles miedo en relación con su bienestar, su seguridad y su situación económica. Desde los primeros años de educación, la distracción se centra en las necesidades inferiores de las personas, como el trabajo, el dinero, el hogar y la pertenencia, en lugar de en las formas de autoconocimiento que fortalecen la mirada interna y las facultades superiores de percepción. El ser humano también ha sido colonizado internamente mediante capas y capas de educación/información desviada (o, en otras palabras, programación). En general, las personas que viven en esta era moderna de medios de comunicación controlados, entretenimiento insípido, política corrupta, economías gestionadas, etcétera, han sido impactadas e influenciadas a propósito para atrofiarlas interiormente. Los signos externos de actividad física y mental pueden ocultar fácilmente un verdadero estado de estancamiento interior. Si las fuerzas entrópicas que trabajan para bloquear el desarrollo humano prevalecen dentro y a través de las personas, se produce una disociación que obstaculiza su crecimiento interior. Ya no hay madurez interna porque las fuerzas contrarias centran toda la atención en proyecciones externas y superficiales. Tal es el estado de muchos de los individuos de «alto estatus» de hoy en día, incluyendo líderes mundiales, directores ejecutivos de empresas, banqueros y financieros y, especialmente, las personas de alto poder que dirigen los gigantes tecnológicos. Las masas están siendo guiadas ciegamente por personas interiormente inmaduras que, quizás sin saberlo ellas mismas, son vehículos para la influencia encarnada de las fuerzas entrópicas y ahrimánicas. Al final, la civilización humana debe elegir uno de los dos alineamientos: con los procesos involutivos (que conducen a la decadencia y la destrucción), o con el desarrollo de la consciencia espiritual de la humanidad.
Ya se ha permitido que las influencias negativas se afiancen demasiado en la Tierra. Gran parte de esto, aunque ciertamente no todo, se debe a que una pequeña minoría de personas (la así llamada élite) se alinea, por codicia y poder, con fuerzas antihumanas que buscan controlar y contener la libertad y el desarrollo humanos. Sus acciones codiciosas alimentan las ilusiones programadas que luego nos gobiernan, seamos o no conscientes de ello. Estas mentiras se están extendiendo por el mundo, sus naciones y, quizás pronto, por todo el reino terrenal. Puede que ya se haya encarnado una esfera alternativa de existencia, un reino de vibración inferior. Es hora de que nos informemos sobre la Octava Esfera…
Continuará …
Referencias
1 Steiner, Rudolf (1923/2011) Knowledge of the Higher Worlds. Rudolf Steiner Press
2 Prokofieff, Sergei. ‘The Being Of The Internet,’ https://philosophyoffreedom.com/the-being-of-the-internet