En los años y décadas por venir surgirán cambios innovadores que ofrecerán  soluciones creativas a los sistemas económicos y políticos actuales. Es probable que esas soluciones emerjan en la periferia a partir de lo que se conoce como ‘tecnologías disruptivas’. Es decir, es presumible que las alternativas creativas aparezcan como anomalías pero que se desarrollen gradualmente hasta convertirse en nuevos modelos formales. Esos procedimientos financieros y políticos alternativos emergentes se irán desarrollando a lo largo de los próximos años, pero puede que no aparezcan de un día para otro.
En lo que se refiere a la economía los nuevos modelos pueden incluir lo siguiente:

  • Surgirá una mezcla de sistemas económicos locales y globales que funcionarán al unísono. Los modelos locales se basarán en formas alternativas de intercambio (monedas locales; sistemas de trueque; pagos digitales) que respaldarán los negocios y proyectos regionales. En comunidades de todo el mundo surgirán diversos tipos similares de micro-monedas. Es probable que los sistemas globales, en lugar de estar vinculados a una divisa concreta que favorezca a determinadas naciones, se basen en unas cuantas divisas (o créditos) sobre las que la comunidad internacional establezca un acuerdo, así como que las monedas digitales lleguen a ser los principales agentes mundiales para las transacciones locales, globales y online.
  • Los gobiernos asimilarán que una nueva forma de economía no debe basarse en el crecimiento perpetuo sino en límites sostenibles y en el bienestar doméstico. Quedará sobradamente claro que para mantener un marco económico coherente y estable el paradigma del siglo XX de crecimiento perpetuo de la economía ya no es una opción viable. La nueva economía estará conectada de manera más tangible al valor y la valía, en lugar de al acaparamiento virtual y la especulación insostenible. Siguiendo los pasos del Índice de Felicidad Nacional Bruta de Bhutan, diferentes regiones tendrán en cuenta que su riqueza se basa en el bienestar de sus gentes. Las economías regionales e internacionales darán valor a la gente y a sus contribuciones singulares. La verdadera riqueza de una región se medirá por sus recursos y servicios locales. En un mundo en el que mentes nuevas están buscando crear un futuro sostenible a largo plazo para el planeta, el mencionado índice de felicidad llegará a ser más significativo.
  • La deuda no seguirá siendo el principal motor económico, lo que liberará a la gente de su servidumbre así como de otros tipos de contrato social forzoso. La economía será considerada de nuevo como una fuerza para la creatividad, la innovación y el desarrollo en lugar de como una mercancía que sobrecarga y limita a la gente, y también como un medio y una energía de circulación de bienes que incluirá una nueva gama de opciones innovadoras de financiación que surgirán para ayudar por todo el planeta a pequeños proyectos y necesidades locales.
  • Personas de todo el mundo contribuirán a financiar los proyectos con los que se relacionen y estén de acuerdo. En un sistema desarrollado a partir del modelo previo de crowd-funding, la gente actuará por todas partes como accionista, compartiendo los beneficios comunes. A medida que se desarrolle un modelo descentralizado fuerte y fiable, la economía global no seguirá necesitando depender de una financiación  jerárquica de arriba-abajo. Esto no supondrá un abandono de la función de las grandes corporaciones ya que las mentes innovadoras más jóvenes irán asumiendo progresivamente un mayor papel en los negocios del futuro. Para sobrevivir a la transición hacia la nueva era muchas corporaciones y negocios deberán experimentar una reestructuración considerable. Eso asegurará que respondan mejor a las necesidades de la gente, así como a la exigencia de invertir en un  nuevo modo de pensar para un futuro viable.
  • La extra-territorialidad y los paraísos fiscales serán monitorizados y, en la mayoría de los casos, desmantelados. Se creará un nuevo sistema de crédito financiero internacional basado en transacciones transparentes en lugar de en cuentas opacas extra-territoriales dirigidas por individuos y organizaciones privadas. Dejará de existir el sistema económico internacional corrupto de los inicios del siglo XXI.
  • La nueva economía se desprenderá de la vieja imagen de fuente de desigualdad y causa principal de injusticia. Las finanzas se reorganizarán como medio para implementar un cambio sólido y positivo en el mundo, adoptarán la cultura conectada y descentralizada, y comenzarán a circular con mayor libertad entre la gente, de manera que no se limiten únicamente al intercambio financiero. También prevalecerá entre las nuevas generaciones una economía de prosperidad y bienestar basada en el intercambio de servicios y asistencia: el altruismo reemplazará a la austeridad.

    Preveo que hacia el año 2030 los nuevos modelos financieros se basarán en un futuro cada vez más descentralizado y cooperativo. Más aún, nuevos paradigmas de planes de negocios catalizarán formas creativas de liderazgo y modelos de referencia inspiradores. Esto también afectará a los sistemas políticos actuales.

    La política en la Era de la Generación Fénix

    La democracia ha demostrado hasta ahora estar expuesta a la corrupción, la manipulación y la ineficiencia. En otras palabras, no ha ofrecido los bienes que siempre ha prometido. Más bien, la política democrática, a pesar de la naturaleza relativamente progresista de los sistemas políticos occidentales, es solo una forma nominal de ‘democracia’. Todavía no ha llegado a ser para la gente un proceso verdaderamente representativo – especialmente cuando las opciones de voto son tan limitadas. Se parece a decidir en el mostrador de una tienda entre dos variedades de un producto (¡sólo para encontrarse después con que ambas son propiedad de la misma compañía multinacional!). Por todo el mundo los procesos políticos se quedan cortos en sus ofertas y todavía tienen que representar un proceso verdaderamente incluyente y transparente. Por esta razón, el proceso político está obligado a cambiar. Sugiero lo siguiente:

  • Los así llamados ‘partidos políticos’ no serán exclusivamente de y para los políticos. El ámbito de la política se diversificará e incluirá personas de todas las áreas de la vida que representarán a las regiones locales, nacionales e internacionales. Los gobiernos, y los procesos políticos, no pertenecerán exclusivamente al entorno de los políticos de carrera: estarán formados por representantes de todos los sectores de la sociedad, que incluirán, pero no se limitarán, a la sociedad civil; representantes de la comunidad; representantes del mundo de los negocios; científicos; pensadores/intelectuales reconocidos; arquitectos/diseñadores; creativos culturales y artistas. Lo que es más, cada persona (votante) podrá incluirse en las diversas fases del proceso político mediante formas digitales de participación.
  • Los nuevos votantes jóvenes de la Generación Fénix no aceptarán las disputas e injurias en las que, en general, ha consistido la ‘política’, ni las viejas energías divisivas de la era previa. Las mentes nuevas querrán integridad, honestidad y transparencia en el proceso político, independientemente de la geografía y la cultura. Ya no habrá espacio para los viejos debates – la política deberá abandonar las discusiones toscas, a menudo simplistas y manufacturadas de izquierda vs. derecha; capitalismo vs. anti-capitalismo; demócratas vs. republicanos, y todo lo demás. La vieja mentalidad paradigmática querrá seguir luchando por estas distinciones deterioradas y anticuadas; pero los partidarios del nuevo modelo ya no aceptarán sus tácticas rudimentarias y divisivas. La creciente consciencia humana y la inteligencia instintiva conseguirán que nos demos cuenta de la teatral charada bidimensional que antaño se usó para influir en las masas. Los miembros de la Generación Fénix sabrán instintivamente que la resolución más destructiva que un individuo puede tomar es ceder su propia autoridad y su poder para tomar decisiones. Esta nueva era de cambio anunciará el ascenso de la política participativa.
  • Surgirán tecnologías para una democracia más inclusiva y participativa que beneficie a la gente. Los procesos políticos que sobrevivan a los años de transición de las dos próximas décadas serán aquellos que representen el espíritu de participación de la gente. La supervivencia de la política tal y como la conocemos, dependerá de la capacidad de los personajes y los procesos para re-calibrarse y alinearse con el número creciente de personas que están ‘despertando’. Nuestras tecnologías digitales garantizarán que la política participativa sea una realidad práctica. La(s) generación(es) por venir se asegurarán de que la realidad práctica llegue a ser genuina.
  • Aparecerá una oleada de líderes conscientes que no desentonarán  vendiéndose con promesas superficiales a corto plazo. Seguirá habiendo líderes en el campo de la política al igual que en otros ámbitos; sin embargo, los nuevos líderes que surgirán de entre los miembros de la Generación Fénix estarán totalmente implicados en la política participativa y sabrán que tienen la responsabilidad de escuchar la opinión (feedback) de los demás. Los nuevos líderes entenderán de forma instintiva que pertenecen a una sociedad planetaria que requiere una visión de futuro a largo plazo. Esta perspectiva política a largo plazo adoptará instintivamente un punto de vista planetario en el que las personas, las naciones, los asuntos y las necesidades estén entrelazadas en una visión del mundo perspicaz y de interrelación. La política participativa reconoce de forma inherente que cualesquiera que sean los problemas o asuntos regionales también son globales y por tanto compartidos. Los jóvenes líderes de la Generación Fénix encaminarán la nueva energía a las regiones conflictivas, como Oriente Medio y África. La nueva ola que surgirá en la política no quedará confinada a las así llamadas naciones ‘industrializadas’ sino que, y eso es importante, ascenderá y se desarrollará en aquellas áreas que más lo necesiten.
  • La responsabilidad política será considerada crucial. El objetivo de la política participativa que está llamada a aparecer tendrá como prioridades la paz y la responsabilidad política transparente. La perspectiva de paz y unidad en un planeta diverso será uno de los giros  radicales que represente un cambio de dirección para nuestra especie planetaria. No sucederá de un día para otro y necesitará tiempo y esfuerzo.

Puede que el proceso político sea uno de los sistemas institucionalizados al que más le cueste adaptarse y cambiar. Pero lo hará, a tiempo, sobre todo debido a la entrada en sus filas de gente joven con una visión y unos objetivos renovados.
 

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