La sinceridad – con los otros y con uno mismo – es una de las pocas herramientas con que contamos para conseguir nuestra libertad personal.
El valor de la sinceridad es de gran importancia, ahora más que nunca, estando como estamos rodeados de cuentos, historias, y habladurías, vendiéndonos cosas como una ascensión inmediata, nuevos ‘cuerpos de luz’, futuros cataclismos, y así sucesivamente. La realidad (o la ‘verdad más grande’) de esto es más sutil y al mismo tiempo más poderosa – es el desarrollo humano constante y la evolución de la conciencia humana. Y es un trabajo continuo en curso – y es tan simple y tan difícil como eso…
Así que necesitamos ser sinceros con nosotros mismos; porque si no somos capaces de serlo, entonces ¿quién puedo hacerlo por nosotros? Esta sinceridad significa reconocer que no importa cómo parezca ser el mundo, externo a nosotros, el trabajo real empieza dentro de nosotros. Y el trabajo real no llega con un anuncio por megafonía; con cursos tipo ‘firme aquí y pague la cuenta’; o con eventos comerciales emocionalmente estimulantes/gratificantes. A menudo, ese trabajo sutil comienza con un silencio; una quietud de reconocimiento, atención, concentración, aspiración, e intención.
A finales de Diciembre 2012 no habrá grandes cataclismos del ‘fin de los tiempos’ – la prueba de ello es que tú mismo estás leyendo estas palabras después del 21 de Diciembre, y sin duda relajándote mientras lo haces. Todavía estás aquí, ¿no es cierto? Si el ‘acontecimiento más grande’ de los últimos 26.000 años no pudo expulsarte del planeta – o fuera de tu piel – entonces ¿quién puede? Así que, yo diría que podemos reconocer con seguridad que la especie humana está aquí para quedarse. Estas son las buenas noticias. El transcurso del 2012 anuncia el avance de un importante símbolo. Significa que estamos entrando en un periodo de la historia humana en el cual ya no puede utilizarse la ignorancia como excusa para la inactividad. Si acaso, el ‘Culto del 2012’ nos despertó a muchos de nosotros a la comprensión de que la humanidad global, y nuestra civilización planetaria, está atravesando un periodo de transición – y puede que no todo esté bien en este momento. Transición significa re-organización: un cambio de energías así como de sistemas físicos; visiones del mundo, percepciones, y estilos de vida. Y en medio de esa ‘limpieza a fondo’*, necesitamos prepararnos para ser adaptables y flexibles, para estar abiertos a un cambio positivo de crecimiento. ¿Por qué este concepto resulta tan difícil de comprender? Después de todo, no haríamos una limpieza primaveral a fondo sin antes recolocar los muebles. Entonces ¿por qué debería ser tan diferente para nosotros mismos? Necesitamos recolocar el mobiliario de nuestros pensamientos, creencias, modelos, etc., para dar la bienvenida a los nuevos arreglos primaverales. Después de eso, podemos aprender a apreciar que las cosas pueden ir a mejor – y lo harán. Primero, simplemente tenemos que enfrentarnos a la incomodidad – y la responsabilidad – del gran cambio planetario.
Con la responsabilidad de cambio llega el trabajo – mental, emocional, físico, y espiritual. Puesto que ser ‘humanos’ significa que no somos una ‘unidad simple’ sino integrada, e interrelacionada, un ser de muchos ‘cuerpos’, es crucial que existamos y funcionemos en armonía. Por ejemplo, estamos en desarmonía si nuestro cuerpo físico está en forma y al tiempo nuestros pensamientos son erráticos y perturbados; o cuándo pensamos que tenemos pensamientos equilibrados y al mismo tiempo nuestro yo emocional está afligido. De modo que la real y verdadera estabilidad está dentro de nosotros mismos: de ahí emerge el cambio real.
El cambio en el Planeta vendrá a través nuestro, de la gente, y las actitudes, conciencia, compasión, sinceridad, etc., que encarnemos y manifestemos. Esta es la estabilidad real que podemos transmitir a quienes están a nuestro alrededor: familia, amigos, comunidades, redes sociales, etc. A medida que energías inspiradoras, centradas y sutiles se manifiesten en más y más personas, el cambio surgirá también dentro de nuestros entornos físicos. No aparecerá de un día para otro. No habrá un paraíso de la 5ª Dimensión post 2012. Y aún así las energías se están moviendo en la dirección correcta, y ya hay millones de personas sintiendo este gozo del cambio. Por lo tanto debemos mantener esta intención de una gran oportunidad dentro del cambio, y no descorazonarnos. Tal y como dice la tristemente célebre frase: Illegitimi non carborundum (“No dejéis que los bastardos os agobien”). ¿Por qué tenemos que seguir aguantando el ‘ataque al potencial de la gente’? Sí, tenemos la capacidad de dar a luz el potencial sin precedentes de la energía, creatividad y visión humanas. Por lo tanto necesitamos alinearnos con ese potencial.
Trabajar en la vida, como parte de la vida, con una energía contagiosa, con motivación, e intención enfocada nos permitirá cabalgar sobre las olas del cambio en lugar de ser tragados por ellas. Si estás leyendo ahora estas palabras, es porque estás listo para ese cambio y esa responsabilidad – y tienes capacidad para participar. El cambio generacional es justamente eso – tiene lugar a lo largo de generaciones. ¿Suena cómo mucho tiempo? Bien, en términos evolutivos estamos zigzageando hacia delante; estamos siendo testigos de un cambio exponencial que asombraría a nuestros ancestros, y enorgullecería a nuestros descendientes. No es momento de parar ahora…
El futuro está aquí mismo donde tú te encuentras… y como solía gritar el maquinista cuando el tren llegaba al final del trayecto – ‘¡TODOS CAMBIAN!’**
Bienvenidos al 2013, y más allá… el futuro va a perdurar mucho tiempo…
La sociedad ofrece todo el estímulo que necesitamos; no hay necesidad de rebuscar más. De igual modo, no es necesario que nos retiremos a una cueva para escapar de esta sobrecarga emocional. Todo esfuerzo espiritual verdadero debe estar en armonía con la propia vida.
Notas del traductor:
*‘spring cleaning’ (en el original): hace referencia a la limpieza a fondo que se hace al llegar la primavera.
**ALL CHANGE(en el original): es lo que decían a los pasajeros para indicarles que tenían que cambiar de tren porque en el que viajaban había llegado al final de su recorrido.
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