Los acelerados cambios que están ocurriendo en estos momentos por todo el planeta no tendrán otra alternativa que forzar un cambio-mental a nivel global e individual. A pesar de lo que los principales medios de comunicación nos han estado diciendo y mostrando, nos estamos agrupando como especie global como nunca hasta ahora. Necesitamos contemplar este hecho con una visión tanto inmediata como de conjunto. Debido a la relativa brevedad de la vida humana casi nunca reflexionamos más allá de una o dos generaciones. Hemos evolucionado como una especie que reacciona a las preocupaciones inmediatas. Esto nos resultaba útil en el pasado cuando teníamos necesidades de supervivencia en un mundo restringido de horizontes limitados. Pero ahora necesitamos una perspectiva como mínimo global – ¡y posiblemente incluso más allá!
Si observamos el panorama más amplio veremos cómo durante los últimos 150 años, es decir, desde los albores de la Segunda Revolución Industrial, ha ido emergiendo un tipo diferente de consciencia. Las nuevas tecnologías de dicha revolución – teléfono, radar, cine, automóvil y avión – exigían una nueva reorientación de la perspectiva humana. Una percepción inédita de las dimensiones espacio-temporales comenzaba a alumbrar una nueva consciencia psicológica que quería mirar más allá de los límites y los horizontes de las fronteras físicas. La Tercera Revolución Industrial, que está emergiendo en estos momentos, supondrá la confluencia de las comunicaciones digitales con una generación joven más consciente a nivel global. Este hecho posee el potencial de catalizar en nuestro planeta el surgimiento de una consciencia empática integral. Al mismo tiempo, dichas comunicaciones globales alentarán nuevas relaciones en nuestra ampliada conectividad. Es decir, el incremento de múltiples relaciones es presumible que estimule una consciencia conectada y colaborativa, en lugar de una de conflicto y control. Está emergiendo una ciudadanía planetaria que demostrará mayor empatía y que creará una sociedad universal diferente quizá en el plazo de dos generaciones. La humanidad ya contiene las semillas de esas capacidades trascendentales.
Durante los años que se avecinan, gracias al compromiso y la innovación creativa de individuos y colectividades, surgirán por todo el mundo muchas modificaciones sociales – un cambio catalizado dentro de los corazones, espíritus y mentes de la gente. Externamente puede que parezcamos una inmensa, alejada y aislada colección de individuos, pero en verdad la familia humana es una especie estrecha e íntimamente entrelazada que abarca diversas culturas. Muchos de los individuos de la generación más joven ya están despertando a esta realidad. Los jóvenes de todo el mundo están creciendo acostumbrados a tener redes de cientos, quizá incluso miles, de amigos por todo el planeta; compartiendo intimidad y empatizando fácilmente con un grupo social internacional de espíritus mentalmente afines. Esta joven generación está poniendo de manifiesto, sea o no consciente de ello, unas relaciones humanas a nivel no-local. Esta conectividad expandida está influyendo y afectando nuestra psicología y nuestra consciencia. En la actualidad nos vemos impulsados a coexistir mediante formas que posibiliten que los demás también vivan. Así mismo nos vemos impelidos a discurrir por caminos que respeten las vidas de los otros y el derecho al desarrollo cultural y económico de todo el mundo; y a buscar la realización personal en armonía con la integridad de la naturaleza. Estos rasgos pueden fundar lo que denomino consciencia integral-ecológica: una persona que actúa y se comporta a la vez como individuo y como parte de un todo mayor engranado. Tales relaciones múltiples crean una vida más variada, rica y compleja; también proporcionan una gama más amplia de impactos y oportunidades para desarrollar el yo. Al igual que ofrecen desafíos para perfeccionar nuevas habilidades y aprendizajes, nuestras redes diversas permiten establecer nuevas amistades y añadir un sentido extra a nuestras vidas.
Hoy en día, mucha gente joven se siente cómoda comunicándose con desconocidos; exploran y expresan on-line sus pensamientos, sentimientos, emociones e ideas íntimas a cientos de personas extrañas, de diversas procedencias culturales. Cada vez más las interacciones cotidianas son empáticas cuando reaccionamos y compartimos noticias, historias e impactos emocionales procedentes de fuentes de todo el mundo.
La empatía es uno de los valores básicos mediante el cual creamos y sostenemos la vida social. La exposición a impactos procedentes de fuera de nuestros propios entornos locales y restrictivos nos ayuda a aprender tolerancia y a vivir experiencias más ricas y complejas, llenas de ambigüedades y múltiples perspectivas. Es un modo de conectarse que permite que gentes diversas de todo el mundo construyan una nueva forma de capital social planetario. Disponemos de los recursos para co-crear una sociedad humana planetaria en la que el foco esté de nuevo en el beneficio social más que en el lucro. En la actualidad podemos ver múltiples ejemplos de ello, tales como las herramientas colaborativas on-line y los proyectos tanto locales como globales. La comunidad global on-line es un modelo del nuevo paradigma que ilustra como el hecho de compartir puede funcionar más allá de la motivación individual de ganancia. Puede que los valores y la ética de la compartición comunitaria le parezcan extraños o fuera de lugar a la vieja mentalidad capitalista-consumista, pero son precisamente los que irán creciendo en las generaciones venideras.
El incremento espectacular de las tecnologías globales de comunicación (Internet y móviles, etc.) refleja una nueva forma de consciencia de participación, especialmente entre la gente más joven. Se trata de un nuevo modelo compartido; en otras palabras, conecta a la gente mediante redes en lugar de a través de estructuras jerárquicas. También representa una energía más femenina que busca nexos, nutrir y colaborar en lugar de competir y conquistar. Esta energía femenina emergente es la que subyace al aumento de la empatía global. También, puesto que las personas se conectan entre ellas por medio de múltiples relaciones, eso les impulsa a comprometerse activamente. Para aquellos individuos educados dentro de la vieja generación de las tecnologías de comunicación (radio, televisión, teléfonos fijos), la interacción era bien de dos direcciones o, en su mayor parte, de una sola. En esa era la gente era receptora pasiva, blanco de una información con la que no podía comprometerse. Eso ha cambiado, de manera que el receptor de la comunicación es tanto usuario como productor.
Merced a las redes sociales on-line, los mensajes telefónicos, los canales de video (p.e. You-Tube) y otros medios de difusión variados hemos aprendido a democratizar nuestro compromiso y a activar la elección. La generación más joven está despertando rápidamente y aprendiendo cómo crear estaciones de radio (podcasts) baratas o gratuitas, sitios web caseros, boletines informativos (newsletters), etc. y está gestionando sus propias formas de auto-expresión. Este nuevo modelo está cambiando nuestros patrones de pensamiento y conducta. Nos estamos acostumbrando a enfrentarnos con conexiones múltiples en lugar de individuales; y a sumergirnos en relaciones variadas y no simplemente en diálogos de uno a uno. También estamos expuestos a miríadas de puntos de vista, creencias, identidades y experiencias. Dentro de estas nuevas disposiciones se nos pide que respondamos y nos comprometamos con el mundo exterior no con miedo o ansiedad sino con energías saludables, creativas y positivas.
A medida que una nueva generación entre en un mundo en el que la colaboración y la conexión sean la nueva normalidad, es previsible que también veamos una consciencia diferente que responda a tal ambiente. De ese modo, el cambio llegará como respuesta a nuevos patrones y potencialidades. Con paciencia, tolerancia, empatía, compasión y comunicación consciente veremos un conjunto diferente de valores catalizando el cambio a través de nuestras culturas del mundo.
Descargar pdf – Despertar a Nuestra Mente Empática (Parte 2)