«Vi a un niño llevando una luz.
Le pregunté de dónde la había traído.
La apagó y dijo:
“Ahora dime tú adónde se ha ido”»
Hasan ofBasra
La psicología perenne proporciona un camino hacia una verdad más profunda, una capacidad perceptiva más amplia, sin alterar el equilibrio de la persona o su capacidad para llevar una vida social normal. A menudo, los así llamados caminos de desarrollo han dado lugar a individuos antisociales o que «abandonan» sus responsabilidades sociales. Por el contrario, cualquier camino genuino refina la capacidad de las personas para ocuparse de sus vidas sociales habituales. Cualquier conflicto entre una persona y su sociedad o comunidad es señal de una enseñanza corrompida.
Un maestro sufí dijo una vez: «Si la gente común, que admite la imperfección de su conocimiento, puede mantener la sociedad, cuánto más podrá arreglárselas el sufí para conservar su equilibrio, encarando tanto los fundamentos del entorno como el conocimiento de dónde encaja en una Realidad Suprema». La psicología perenne ha funcionado a lo largo de todos los tiempos y con diversos nombres. No obstante, un rasgo común de la gente es quecon frecuencia se deja atrapar por su apego a los nombres. Si menciono un maestro sufí, ¿quiere eso decir que la psicología perenne es un camino sufí? O si cito la Cábala o la filosofía judía ¿será una parte «esotérica» del judaísmo? Meister Eckhart dijo: «Si no tienes dentro de ti la verdad de la cual estamos hablando, no puedes entenderme».¿Si cito a Eckhart, el camino será el misticismo cristiano? Es todo eso y aun así nada de ello.Como dijo Eckhart, cada persona tiene que conectar con la verdad dentro de sí misma a fin de entender más allá de las apariencias. El meollo del asunto es nuestra capacidad de percibir, la cual es una función de la cognición. La percepción es lo que nos libera y al mismo tiempo nos vincula; puede ser tanto nuestra libertadora como nuestra carcelera. A menudo no nos damos cuenta de que lo que tomamos por nuestra experiencia del mundo es el resultado de los límites de nuestra percepción.
Cuando era un chaval tenía, como muchos otros niños, un telescopio con el que mirar las estrellas por las noches. Miraba a través de este telescopio básico para observar las señales de luz estelar dentro del oscuro dosel del espacio. Recuerdo quedarme boquiabierto ante las pequeñas ofrendas que me brindaba el telescopio. Solía pensar en aquellos grandes telescopios que usaban los astrónomos profesionales para observar el funcionamiento de nuestro universo conocido. Más adelante se planteó la cuestión: los humanos inventaron y crearon el telescopio, diseñado para correlacionarse con la visión humana; los telescopios más sofisticados usan lentes de alta definición,que también han sido diseñadas por mentes humanas: lo que somos capaces de ver, y los datos que recibimos, se corresponden con el sistema biológico humano. Así que, ¿estamos viendo lo que realmente está ahí o recibimos los datos conforme a nuestra capacidad perceptiva? ¿Otra especie sentiente tendría una percepción consciente completamente diferente del universo? De hecho, puede que una especie diferente esté operando en una longitud de onda dimensional totalmente distinta. Entendemos nuestro universo, y especulamos acerca de nuestro papel en el cosmos, de acuerdo con nuestra condición de seres humanos. Estamos destinados a un rango perceptivo que corresponde al funcionamiento del sistema nervioso humano convencional. ¿Qué pasaría si el sistema nervioso humano se adaptara para percibir de una manera diferente?
Como seres humanos, nos relacionamos con la realidad a través del espejo de nuestro cuerpo. Más aún, los sentidos mediante los cuales operamos están influidos por nuestros contextos sociales y culturales. Este proceso de condicionamiento social se refleja en gran medida en nuestro modo de contemplar el mundo. Nuestras creencias, opiniones, emociones y procesos de pensamiento son una culminación de capas complejas de condicionamiento ambiental. La mayoría de las personas instruidas pueden comprenderlo, y estarán de acuerdo con ello. No obstante, lo que es menos conocido es nuestro condicionamiento dimensional. Es decir, aquellas limitaciones que nuestras facultades perceptivas nos imponen. Un camino de desarrollo genuino pretende trabajar para descondicionar a la persona de las capas socioculturales así como de las limitaciones perceptivas.
Los fenómenos universales y el funcionamiento de las leyes físicas nos son conocidas conforme a las medidas que operan dentro de nuestra dimensión. Los sentidos humanos solo perciben una finísima lámina de la totalidad del espectro visible. No es solo que el espectro no visible exista (una parte del mismo puede detectarse mediante nuestros instrumentos) sino que además,dentro de nuestra dimensión, hay elementos que desconocemos. También hay fenómenos que existen más allá de nuestra dimensión conocida; en general, puede decirse que el ser humano solo tiene acceso a una pequeñísima parte de los fenómenos. La percepción humana de la realidad conocida es, como mínimo, extremadamente limitada. Y a partir de esta información limitadísima constituimos nuestro conocimiento básico del mundo y del cosmos, con el cual a su vez construimos nuestros puntos de vista y nuestra comprensión de la vida humana y del sentido de la existencia. Sin embargo, hay maneras de ampliar esa comprensión expandiendo la cognición humana y las facultades perceptivas.
La psicología perenne funciona para alcanzar la perspectiva de un «terreno elevado». En lenguaje coloquial, el «terreno elevado» es una superficie que, en términos militares, se considera útil para conseguir superioridad en el combate. Utilizando aquí la analogía, puede decirse que el terreno elevado ofrece una ventaja a la percepción, permitiendo acceso al conocimiento objetivo. Ocupando el «terreno bajo» –por así decirlo– el nivel de percepción de una persona no se eleva y, por tanto, la persona es incapaz de conseguir una visión global de los eventos. La atención está enfocada en los asuntos cotidianos menores y en las cuestiones que nos ocupan. Este es el nivel general de cognición en el cual existe la mayoría de la humanidad.
El primer requerimiento de cualquier corriente iniciática genuina es liberar a la persona de su apego inconsciente a la programación sociocultural. Solo de esa manera una persona es capaz de alcanzar una perspectiva «más clara», libre de la intervención de filtros culturales. El siguiente paso supondría un descondicionamiento de la «programación de la realidad» de la persona que funciona sobre los condicionamientos culturales como un programa más amplio. A modo de ejemplo, el condicionamiento cultural puede incluir las creencias religiosas y/o la información inculcada educacionalmente; y también los gustos personales en la comida, la moda y los entretenimientos, así como las características emocionales. El condicionamiento social, que es similar, puede englobar ideologías específicas, tales como los sistemas políticos, financieros y de estatus.El condicionamiento o «programación de la realidad» comprende los puntos de vista que abrazamos sobre nuestro universo, nuestra dimensión, y el paradigma material. En general, para una persona resulta más complicado superar un paradigma de realidad ya que es la estructura más amplia que nos proporciona una sensación de existencia y una perspectiva común de la vida. Aquellas experiencias que perturban la programación de la realidad (como una experiencia cercana a la muerte) normalmente nos afectan mucho más que aquellas que repercuten en nuestra programación sociocultural (como viajar o vivir en el extranjero).
Recordarnos a nosotros mismos que lo que pensamos que conocemos se basa en información limitada, ayudará. La manera habitual mediante la cual cualquiera de nosotros adquiere conocimiento es el espejo de nuestros programas condicionados. Antes de seguir adelante es importante reflexionar sobre esto.
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Hablando de manera general, solo hay dos sistemas que operan en el mundo. Por un lado están los sistemas «del mundo»: políticos, sociales, científicos, culturales, etcétera,creados por gente, y basados en gran medida en manipulaciones tales como la propaganda, el condicionamiento y las actitudes consensuadas. El otro sistema «no es del mundo» y la mejor manera de describirlo es como metafísico. Es un sistema mucho más completo y subyace a todo lo que reside dentro de la realidad visible conocida. La mayoría de la gente, la mayor parte del tiempo, vive y opera dentro del primer sistema: el visible, en el cual la realidad tal como se la conoce se adhiere al espectro limitado de lo material y lo tangible. Sin embargo, es la parte menor de la Realidad; esto no es una crítica ni un juicio: es la afirmación de un hecho.
El biólogo evolutivo británico J.B.S. Haldane dijo una vez que: «el universo no solo es más raro de lo que suponemos, sino más extraño de lo que podemos suponer. Esto también puede aplicarse a la Realidad mayor; no solo es diferente de lo que pensamos, es inmensamente diferente de lo que podemos pensar.
La psicología perenne es como un plan de acción para la humanidad. Es un cuerpo de conocimiento organizado y estructurado que va más allá de cualquier forma conocida de enseñanza o educación oficial utilizada dentro de nuestros sistemas culturales: implica una ampliación de la percepción y un progreso de la cognición. El resultado es que permite a la persona comprender el diseño más amplio de los acontecimientos en el ámbito de la Realidad. En nuestras vidas ordinarias estamos condicionados y acostumbrados a la subjetividad o a la objetividad relativa. La objetividad genuina brinda a la persona una nueva visión sin intermediarios del cosmos y como tal puede ser inquietante y desconcertante para la persona no preparada.
Sea o no plenamente entendido, la humanidad participa en un gran viaje evolutivo que va más allá de nuestra concepción actual de lo que implica la evolución. La interpretación común es que se trata de un desarrollo biológico gradual a lo largo de eones, lo que, en el mejor de los casos, es una imagen fragmentaria e incompleta. Dicho simplemente, cualquier enseñanza genuina de sabiduría es de naturaleza evolutiva. Para aclararlo: los seres humanos están aprisionadosdentro de sus limitaciones de percepción y conocimiento; y así, resulta que hay cosas que nos son desconocidas así como muchas otras que podríamos ser capaces de hacer. En primer lugar, antes de que la consciencia pueda expandirse debemos aprender cómo operar y funcionar eficazmente dentro de una consciencia constreñida de la realidad.
Otro punto que cabe señalar es que muchos sistemas antiguos de conocimiento, a pesar de seguir físicamente presentes, hoy día han dejado de ser operativos. Es decir, lo que una vez fue su componente activo ha dejado de funcionar correctamente y por tanto, conforme a su propósito original, ya no son relevantes. No es de conocimiento general que los sistemas, incluyendo las estructuras de conocimiento, son específicos para el tiempo y el lugar. Solo porque un cuerpo de enseñanza fuese relevante para su tiempo no quiere decir automáticamente que hoy día lo siga siendo o que aún continúe funcionando. Las formas antiguas, por valiosas que fuesen en su momento, puede que no sean adecuadas para los asuntos o los contextos contemporáneos. Todas las enseñanzas genuinas contienen una esencia, un plan, que puede extraerse y modificarse para encajar en una época y un contexto social nuevos. Cada corriente genuina de sabiduría es «nueva» y original en su momento; es preciso que cualquier fuente de conocimiento esté atenta a las características del tiempo y el lugar en los cuales está operativa.
Se dice que no importa lo que la gente piense que hace o deja de hacer, ya que lo que ha de hacerse se hace, independientemente de nosotros, a través nuestro y para nosotros; y que todo lo que tenemos que hacer es estar disponibles. Debemos estar disponibles y preparados para obrar conforme a oportunidades inesperadas: esta verdad habita en el corazón de la psicología perenne. La humanidad está siendo conducida a su hogar; y entre nosotros trabajan esas personasque saben cómo llevarnos hasta allí.La psicología perenne funciona como parte de este trabajo.
La psicología perenne pone a nuestra disposición métodos probados y verificados de actualizar la capacidad humana. Considerar esto como algo «mágico» es denegar su verdadera validez y hurtarle su potencial. Los materiales dinámicos genuinos para el desarrollo humano no son los mismos que los que se utilizan –y se venden– en la vida cotidiana. Normalmente requieren que al principio la persona se sienta «hambrienta» hasta que se ve impelida a buscar más allá de los materiales cotidianos. En este estado de «hambre», a la persona también se le brindan oportunidades para observarse a sí misma, de manera que pueda encontrar que posee capacidades que se pueden activar mediante algo diferente del condicionamiento social. En principio para poder aprender, la persona debe ejercitar capacidades que están allende el patrón social cotidiano. A esto se le denomina a veces aprender cómo aprender.
La psicología perenne admite que el camino hacia el desarrollo real puede empezar cuando se cumplen los siguientes criterios: i) el reconocimiento de la propia situación y la necesidad de autodesarrollo; ii) un desapego parcial del propio condicionamiento social y cultural y de las influencias externas; y iii) empezar a trabajar en pos de la propia liberación y la libertad interna.
No es posible conseguir un acceso inmediato a la Verdad perenne de manera permanente sin antes exhibir un mínimo de percepción consciente(como ya se ha mencionado con anterioridad, puede haber vislumbres). Un individuo trabaja con una verdad relativa hasta que está listo para la Verdad más elevada; es decir, se prepara mediante el uso de la verdad relativa. Una frase que se utiliza a menudo es: lo fenoménico es un puente hacia lo Real.
El ser humano, como todo en la vida, está involucrado en un proceso continuo; un individuo normalmente solo es consciente de una pequeña parte de este proceso. Por lo tanto, como suele decirse, la vida a menudo parece carecer de sentido en el «gran esquema» de las cosas. Para ayudar a que surja la nueva comprensión perceptiva, en primer lugar los antiguos patrones de consciencia deben aflojarse haciéndose menos tercos, dogmáticos e inamovibles. A través de ese espacio, donde los viejos patrones y sistemas de creencia se escrutan y se encuentran ineficientes, penetra la cognición avanzada. Parte del esfuerzo individual consiste en trabajar sobre uno mismo para observar cómo la personalidad humana contiene capas de construcciones artificiales, estructuras mentales, y desencadenantes y salvaguardas emocionales. En otras palabras, se trata de despejar metódicamente la personalidad. La ciencia del Yo es en gran medida una intervención psicológica.
Como seres humanos necesitamos protegernos de la enfermedad de la psicoesclerosis: el endurecimiento de las actitudes que hacen que una persona deje de soñar, visualizar, imaginar y aprender. Es el endurecimiento de la mente que hace que nos convirtamos en imposibles de enseñar: dejamos de aprender y de crecer. En semejantes estados, la persona puede sucumbir fácilmente a formas de hipnotismo social y lavado de cerebro cultural. He aquí un cuento antiguo adaptado a los tiempos modernos:
Hay un relato que, de una u otra manera, existe desde que hay seres humanos. El estilo de la narración cambia con el tiempo y el lugar en los cuales se comparte. Hoy en día comienza con un hombre muy rico que era el jefe de una gran compañía. Además de ser muy rico también era muy mezquino, tanto en lo que se refiere a su dinero como a su comportamiento con los demás. Tan tacaño era que no quería contratar supervisores para encargarse de sus empleados y en lugar de ello esperaba que estos prosiguieran con sus tareas y trabajasen todas las horas de todos los días. Por supuesto, como es común entre los hombres, a menudo los empleados se ausentaban por enfermedad, se tomaban largos descansos, y se distraían en el trabajo charlando con sus amigos a través de las redes sociales. Con el tiempo, el jefe se frustró porque su compañía no funcionaba todo lo bien que debería. Finalmente, al malvado jefe se le ocurrió una solución.
Encontró un mago quien, con un poco de persuasión, estuvo dispuesto a hipnotizar a sus empleados. Así que el jefe hizo hipnotizar a todos sus empleados para que creyesen que lo que estaban haciendo era de gran importancia para el mundo y que además les daba muchas satisfacciones personales. También les sugirió que el exiguo salario que recibían era más que suficiente porque podían pedir crédito para comprar todas las cosas necesarias para una vida confortable, tales como una televisión nueva, un coche, el último modelo de móvil y otros artilugios, etcétera.
También sugirió a sus empleados que era un buen jefe, que deberían trabajar duramente para él, y no tomarse ningún tiempo de descanso porque cualquier holgazanería sería un insulto para el mundo que cuidaba de ellos. Trabajar duro hasta el final de sus vidasera, de hecho, una cualidad virtuosa que les hacía «buena gente». Y por último, por si acaso, decidió sugerir a unos cuantos empleados que eran mejores que los demás, y que merecían el respeto de sus colegas. Y a algunos otros les insinuó que tenían que probar que eran mejores que los demás. De esta manera, se aseguró de que hubiese suficiente rivalidad y conflicto para mantener a sus empleados compitiendo entre sí.
Y tras todo ello, como podéis imaginar, el avaro jefe tuvo pocos problemas, si es que tuvo alguno, con sus empleados. ¡Pero eso no impidió que continuase sintiendo aversión por todos ellos!
Se dice que un ser humano debe desarrollarse utilizando su propio esfuerzo. Para empezar, en primer lugar un individuo tiene que estabilizar su consciencia. Cada persona tiene dentro de sí un contacto con una fuente esencial. Al principio ese contacto puede ser muy limitado o leve, si bien de gran valor; su desarrollo depende de los esfuerzos de cada individuo, y a menudo requiere de un guía genuinoque le oriente. Cuando se cultiva un desarrollo correcto, equilibrado y armonioso, la cognición y la comprensión humanas pueden transmutarse a otro plano de percepción. El alquimista chino Lu Tsu escribió este poema:
«Debo cultivar mi propio campo con diligencia.
Dentro de él hay un germen espiritual que puede vivir mil años.
Su flor es como el oro amarillo.
Su capullo no es grande, pero sus semillas son redondas
y se asemejan a una gema inmaculada.
Su crecimiento depende del terreno del palacio central,
pero su irrigación debe proceder de una fuente más elevada.
Tras nueve años de cultivo,
raíces y ramas pueden trasplantarse
al paraíso de los genios más elevados».[1]
El objetivo del desarrollo interno también es transformar la vida material; es decir, que el mundo exterior se transforme como manifestación y expresión de la cognición y la percepción nuevas. El camino perenne no invita a que la persona se retire de los rigores y responsabilidades de la vida material para desaparecer en los éteres sutiles y que no se vuelva a saber nada de ella. Es importante que ahora la gente esté cimentada en el mundo y sea capaz de absorber las fluctuaciones en la percepción en tanto se mantiene socialmente activa.
Bien podría ser que la humanidad tenga que alcanzar un punto crítico en su materialismo, su comercialismo y sus sistemas sociales para que de ahí surja entre la gente la necesidad de algo más. Actualmente, la vida humana interior ansía y tiende la mano hacia algo más, algo ulterior. Lo que se necesita es una comunión directa con algo más grande de lo que hasta ahora han proporcionado u ofrecido las tradiciones ortodoxas. Esta necesidad evolutiva de proporcionar una vida que tenga sentido, especialmente en una época de deterioro de los sistemas sociales y culturales, todavía no es bien reconocida entre las naciones «civilizadas», altamente industrializadas.
No debería haber culpa. El reproche y el insulto no sirven para ningún buen propósito. Todo el mundo, en algún momento, falla. Rumi dijo: «Si buscas un amigo sin tacha te quedarás sin amigos». Será de gran ayuda recordar que quienes no aprenden de las lecciones de otros, se convertirán en enseñanzas para los demás.
La destreza para gobernar la vida es también la capacidad para manejar nuestros propios pensamientos y emociones. Por repetirnos, somos el espejo a través del cual buscamos. No es función de todas las personas guiar a las naciones; si bien nuestra propia tarea consiste en guiar y gobernar nuestras vidas individuales y nuestras, a menudo, turbulentas mentes. Las respuestas se obtienen finalmente no mediante más palabras sino por la experiencia. ¿Para qué hablar del sabor de una manzana cuando ya lo conoces?
Validar aquello que nos es desconocido y está fuera de la competencia de nuestras percepciones, no es fácil. Estamos entrenados y adaptados a vivir en un entorno al que terminamos por acostumbrarnos. Escapar de ello puede que no nos parezca necesariamente «normal» o ni siquiera necesario. Pero cuando una persona llega a darse cuenta de que cómo vive y entiende su realidad es producto de una percepción limitada, puede que alcance una comprensión diferente.
He aquí un cuento que lo ilustra:
«Érase una vez una ciudad que se parecía muchísimo a cualquier otra, excepto porque casi permanentemente estaba envuelta en tormentas.
La gente que vivía en ella la amabay, por supuesto, se había adaptado a su clima.Vivir entre tormentas significaba que la mayor parte del tiempo no notaban los truenos, los relámpagos y la lluvia.
Si alguien llamaba la atención sobre el clima los demás pensaban que era grosero o aburrido. A fin de cuentas, que hubiese tormentas es como era la vida¿no es cierto? La vida siguió siendo así durante muchos siglos.
Esto habría sido perfecto, si no fuese por una cosa: la gente no se había adaptado por completo a un clima tormentoso. El resultado fue que estaba asustada, inquieta y frecuentemente agitada.
Puesto que jamás había visto, que se recordase, otro tipo de lugar, las ciudades y los países sin tormentas pertenecían al folklore y al balbuceo de los lunáticos.
Se probaron dos recetas que hicieron que, durante un tiempo, olvidasen sus tensiones: hacer cambios y obsesionarse con lo que poseían. En cualquier momento determinado de su historia, algunos segmentos de la población prestarían atención al cambio, y otros a las posesiones de cierto tipo. Los infelices solo eran aquellos que no hacían ninguna de las dos cosas.
La lluvia se derramaba, pero nadie hacía nada porque no era un problema reconocible. Mojarse era un problema, pero nadie lo relacionaba con la lluvia. Los rayos desencadenaban fuegos, lo que era un problema, pero se consideraba que eran eventos individuales sin una causa coherente.
Os puede parecer notable que tantísima gente supiese tan poco durante tanto tiempo.
Pero en tal caso tendemos a olvidar que históricamente, comparado con nuestra información en la actualidad, la mayoría de la gente no ha sabido prácticamente nada de casi nada, e incluso el conocimiento contemporáneo se modifica a diario y hasta demuestra ser erróneo».[2]
Hay tiempos durante los cuales tenemos que someternos al destino, y tiempos cuando puede que necesitemos resistir. Saberlo marca la diferencia.
[1]Citado por William Alexander Parsons (1827-1916), en The Lore of Cathay, p. 59, 1901
[2] Shah, Idries. El monasterio mágico. Ediciones Paidos Ibérica S.A. 1ª reimpresión 1982 https://idriesshahfoundation.org/es/read-online/the-magic-monastery.