La tragedia de la humanidad es que muchos de nosotros apenas reconocemos las poderosas energías conscientes inherentes a nuestra psique colectiva. Nuestros sistemas mediáticos y de propaganda han estado editando y explotando la manera de hacernos llegar la información. El resultado final no ha sido conocimiento sino información consensuada o ‘permitida’. Que la gente en general no haya despertado a la comprensión de que la humanidad posee una capacidad increíble y unos recursos inherentes para la expansión creativa y el desarrollo evolutivo ha prestado un gran servicio a la élite de la estructura de poder. En estos momentos, en lugar de ver las noticias diarias necesitamos contemplar nuestros futuros potenciales.
Muchos de nosotros hemos sido educados dentro de una estructura social que exige que nos convirtamos en ‘miembros productivos’ de nuestra colectividad; por ello se hace tanto énfasis en el desarrollo de habilidades individuales a fin de que podamos competir con los demás para sobrevivir. Intrínseco a ello existe un miedo residual a que si nos abrimos demasiado a los demás podamos perder nuestra ‘ventaja competitiva’ y nuestros sentido de individualidad. Hemos sido parcialmente programados para desempeñar el papel de víctima o de luchador, externalizando nuestras dificultades y nuestra culpa. A ello se añade el hecho de que la ciencia occidental, que desde el Renacimiento se ha reafirmado como la hegemonía dominante, se haya esforzado en hacer hincapié en que lo primario es la materia y que la conciencia es un subproducto secundario de nuestra actividad mental. La visión contemporánea del mundo que niega la primacía de la consciencia promueve formas de alienación humana, tanto psicológica como social. Es una gran paradoja que la ciencia moderna, siendo como es resultado de la consciencia humana, haya producido una cosmovisión que la excluya. Pero los seres humanos necesitan en sus vidas sentido y significado al igual que precisan aire que respirar y alimentos que comer. Esta contienda acerca de la(s) mente(s) consciente(s) de la humanidad, que ha persistido durante eones bajo diversas formas, está alcanzando un punto crucial en la generación actual. El resultado es que hemos llegado colectivamente a un momento crítico en la evolución de la civilización humana. Cualquier sociedad o civilización que tenga como único objetivo de búsqueda e interés el mundo material no puede sino decaer a largo plazo. Como acertadamente comentaba el Profesor Needleman:
Lo esotérico es el corazón de la civilización. Y si las formas externas de una civilización humana llegan a ser totalmente incapaces de incluir y adaptar las energías de las grandes enseñanzas espirituales, dicha civilización habrá cesado de cumplir su función en el universo. Es por tanto imperativo que la gente comience a romper con el condicionamiento social ajeno al desarrollo y realice esfuerzos para hacer que la intención compasiva forme parte de su experiencia cotidiana. Esto incluye ser conscientes del tipo de impactos que recibimos y evitar las impresiones e influencias negativas en favor de aquellas que son positivas. Por ejemplo, las palabras verdaderas nos animan y nos dan fuerza porque instintivamente reconocemos la autenticidad – nuestra consciencia corporal reacciona aunque sea indirectamente en forma de respuesta cutánea galvánica, reacción pupilar o impulsos eléctricos nerviosos. En síntesis, nuestro cuerpo siente la esencia de aquello que nos impacta y la información negativa o falsa nos debilita. Este concepto se investigó científicamente examinando la fuerza muscular. El Dr. David Hawkins ha escrito ampliamente sobre como los test musculares demuestran que diversos impactos generan reacciones corporales intensas o débiles. En su trabajo explica que aquellas personas que escuchan mentiras exhiben una reacción muscular debilitada, mientras que quienes escuchan palabras o afirmaciones positivas muestran una respuesta muscular fuerte. En su trabajo el Dr. Hawkins subraya además como determinados ‘atractores’ lingüísticos como Vergüenza, Culpa, Apatía, Pena, Miedo, Deseo, Ira y Orgullo funcionan como emociones negativas que consumen energía. Emociones y palabras positivas como Coraje, Voluntad, Aceptación, Razón, Amor y Alegría son fuertes atractores energéticos. Según el Dr. Hawkins, alrededor del 99% de los humanos están calibrados por debajo del nivel de Alegría: un pensamiento entristecedor. Lo que esto también nos indica es que todo nuestro cuerpo funciona como mente – una mente ampliada. Como tal, todo nuestro cuerpo puede responder empáticamente y fortalecerse mediante la empatía y la compasión. Necesitamos escuchar más nuestro cuerpo, la información que nos da, y confiar en esa parte de nuestra mente – y no solo en los pensamientos que proceden del piso de arriba: nuestra cabeza. Cuando la mente está recibiendo impactos y noticias ambiguas a menudo podemos confiar en que el cuerpo nos dará información más precisa y veraz. Además, en momentos de desorden/desequilibrio cultural y social la mente humana a menudo funciona con una energía e intensidad que no se manifiesta cuando los patrones sociales son estables y monótonos. En esos periodos dinámicos podemos darnos cuenta de que ningún individuo está aislado; que cada persona está entretejida en una red vibrante, una web de interrelaciones psicológicas, emocionales y espirituales. Estas comprensiones pueden incrementarse durante aquellos periodos, como el actual, en los que parece que la consciencia humana está atravesando un tiempo de transición crítica. Nuestra autoconciencia de la naturaleza de la consciencia humana se ha ido incrementando enormemente a lo largo de las últimas décadas. Los recientes hallazgos de las nuevas ciencias (especialmente la ciencia cuántica y la neurociencia), los estudios sobre la consciencia, la divulgación del autodesarrollo interno, etc, todo indica que una nueva conciencia está emergiendo dentro de nuestra consciencia colectiva. Es interesante señalar que según la investigación del Dr. David Hawkins la consciencia humana, que había permanecido suspendida durante muchos siglos por debajo del nivel 200 (190)[2], de repente, en algún momento a mediados de los años 80, ascendió hasta su nivel actual más elevado. El índice medio global de la consciencia humana se situó en 207 (hasta finales de los años 90). Por consiguiente, muchas predicciones y profecías fatídicas del pasado puede que se hayan evitado porque estaban relacionadas con un tiempo durante el cual la consciencia humana estaba por debajo del nivel 200. Porque la permanencia del mundo en esos niveles durante un tiempo prolongado, dice el Dr. Hawkins, causaría un gran desequilibrio que probablemente conduciría a la desaparición de la humanidad. Cuando en un momento dado la propia consciencia cae por debajo de 200 la persona comienza a perder poder y por tanto crece más débil y más propensa a ser manipulada por lo que la rodea, dice Dawkins. Actualmente, sin embargo, la consciencia humana está en ascenso; y a medida que lo hace posee la capacidad de afectar – o infectar – otras mentes. Como indica Dawkin: El poder de unos pocos individuos en la cúspide contrabalancea la debilidad de las masas: 1 individuo al nivel 300 contrabalancea 90,000 individuos por debajo de 200 1 individuo al nivel 400 contrabalancea 400,000 por debajo de 200 1 individuo al nivel 500 contrabalancea 750.000 por debajo de 200 1 individuo al nivel 600 contrabalancea 10 millones por debajo de 200 1 individuo al nivel 700 contrabalancea 70 millones por debajo de 200[3] Lo que esto nos indica es que a medida que la consciencia humana se eleva tiene una capacidad exponencial para afectar a otros a su alrededor, como una onda de energía expansiva. Lo que nos dice es que los individuos poseen la capacidad de producir un cambio infeccioso mediante la transmisión a los demás de su estado del ser. Es decir, el cambio energético llegará merced a nuestras formas sociales y culturales, y no mediante su evitación. El cambio para el desarrollo a gran escala puede ocurrir creando un cambio consciente dentro de nuestras vidas cotidianas y nuestros sistemas sociales, y no fuera de ellos. Simplemente caminando en este planeta, manteniendo el enfoque y la intención, creamos una energía increíble – energía que se comparte. Creamos cambio simplemente estando vivos. Esta es la razón por la que ser/estar sin miedo es tan importante. Necesitamos no suscitar en nuestras cabezas una película en blanco y negro cuando en realidad estamos creando color. Podemos usar las herramientas que ya están disponibles para nosotros y entre nosotros. En la actualidad hay una masa exponencialmente creciente de gente que está despertando nuestra consciencia empática. Recientes acontecimientos desestabilizadores en nuestros ámbitos financieros y políticos han atraído el foco de atención de la gente hacia la disfunción de muchos de los sistemas en los que hasta ahora confiábamos. Incluso el foco mediático en el extremismo religioso ha llamado la atención no solo acerca del déficit de valores espirituales de nuestras religiones mayoritarias sino también sobre cómo se utiliza la religión como herramienta para aumentar el control social, político y emocional. Este enganche de nuestra consciencia colectiva parecido a un estado de trance está siendo desmontado actualmente a medida que la gente despierta al conocimiento de que hay muchísimo más en nuestras existencias que un estilo de vida materialista y basado en el consumo. Pero no os sintáis frustrados si las cosas no suceden mañana, confiad en que los cambios y las transformaciones están sucediendo con el transcurso del tiempo. La necesidad de conocimiento interno, intuición, auto-confianza e integridad es ahora crítica. Y recordemos que los humanos tienden hacia la compasión y la empatía. El despertar de nuestra mente empática es nuestra herencia natural. [1] Jacob Needleman, New Religions (New York: E P Dutton, 1977) [2] Esta es la escala del Dr. Hawkins para calibrar el nivel de consciencia humana según su ‘Mapa de Consciencia’. Para más detalles consultar su trabajo. [3] D. Hawkins, Power vs. Force: The Hidden Determinants of Human Behaviour (Arizona: Veritas Publishing, 1995) Descargar pdf – Despertar a Nuestra Mente Empática _Parte 1_